Humanismo Y Aristocracia En El Siglo XV: Fernán Pérez de Guzmán
Sanz Y Torres, S. L.
Edición: 1ª - 2025
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Papel:
- ISBN: 9788410409187
- Colección: Cultura y Educación en la Modernidad (s. XV-XVIII)
- Idioma:Español, Castellano
- Medidas:17 x 24
- Encuadernación: Rústica
- Páginas: 628
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Resumen del libro
Fernán Pérez de Guzmán (1379-1460) es uno de los escritores más destacados del reinado de Juan II de Castilla (1406-1454). Poeta y prosista, no produjo obra abundante: como otros eminentes ingenios de la misma centuria (Santillana, Jorge Manrique) fue un noble para quien la creación literaria no dejaba de ser ocupación subsidiaria, subordinada a las obligaciones estamentales determinadas por su condición caballeresca, su pertenencia al ordo de los bellatores. Como poeta no fue sino uno más de los innumerables versificadores del siglo XV, a muy considerable distancia de los dos magnates mencionados. No obstante, su estimación entre los coetáneos fue más que discreta: tuvo presencia no menor en el Cancionero de Baena (ca. 1426), la gran antología presentada al rey Juan II de Castilla, reflejo del estado de la evolución de la lírica castellana en el momento de su plena consolidación. Fue apreciada sobre todo su honda inspiración moral y religiosa: gozó de su difusión a través de la imprenta, desde 1492 hasta varias impresiones quinientistas. Pero su fama se halla indefectiblemente unida a una pequeña obra en prosa: Generaciones y semblanzas, una colección de retratos de reyes de Castilla (Enrique III, su esposa Catalina de Lancaster y Juan II), caballeros y prelados contemporáneos. El arte del retrato, aprendido en la lectura de los clásicos, directa (Salustio) o mediatizada por la historia universal que tradujo, el Mare historiarum de Giovanni Colonna, (Suetonio, la Historia Augusta) alcanza aquí las altas cotas que le han granjeado su posición en el canon de los prosistas clásicos castellanos: crítico tan exigente y cualificado como Menéndez Pelayo no le escatimó elogios.
Tan importante como la producción propia fue la promoción de obras ajenas y de traducciones de autores de la Antigüedad. A la insaciable curiosidad intelectual de Pérez de Guzmán se deben dos obras destacadas de su amigo Alfonso de Cartagena, el célebre obispo de Burgos, figura capital en el desarrollo del humanismo castellano del siglo XV: el Duodenarium y el Oracional, en latín y en castellano, respectivamente. A su afán por conocer y difundir a los autores antiguos se deben versiones castellanas de una selección de las cartas de Séneca a Lucilio y de las dos obras mayores de Salustio. En ese empeño por divulgar el conocimiento de los clásicos en el estamento caballeresco se revela la índole humanística de su personalidad literaria e intelectual, que adquiere pleno sentido histórico-cultural en el marco de lo que se ha denominado humanismo vernáculo.
La vigorosa y rica personalidad de Fernán Pérez de Guzmán no agota su significado en el ámbito de la creación literaria. Su participación en la vida política del turbulento reinado de Juan II, marcado por el enfrentamiento entre las facciones nobiliarias lideradas por los infantes de Aragón y don Álvaro de Luna, respectivamente, y las vicisitudes por que atravesó se saldarían con la prisión y, tras la liberación, el apartamiento de la corte, una suerte de exilio para quien había ido consolidando una posición de cierto relieve en el entramado político castellano. Retirado en su casa solariega de Batres, se dedicó al estudio y la creación literaria, a la que imprimió una acusada dirección moral y religiosa. Reflexionó así sobre los temas nucleares de la ética, las virtudes, su naturaleza y fundamentos, y sobre la realidad política de su tiempo, ofreciendo un testimonio que destaca por su amplitud de miras. A través de la crítica del valimiento de don Álvaro de Luna y la indolencia del rey Juan II y de las continuas querellas en el seno del estamento nobiliario se va manifestando un pensamiento político en el que se perfila una concepción del poder real y de las obligaciones estamentales asentada en unos ideales cívicos que por su sólida fundamentación moral trascienden los intereses particulares del grupo social al que pertenece, la nobleza, teniendo como norte el bien común.
En la vocación historiográfica de Pérez de Guzmán venían a converger su inclinación al estudio y su compromiso político. Lector asiduo de crónicas e historias, tanto hispanas como universales, tanto en latín como en castellano, volcó el saber acumulado en su obra, especialmente en dos de las más logradas y afamadas, las Generaciones citadas y los Loores de los claros varones de España. Especialmente en esta última se plasma un intenso sentimiento nacional, que está en la base de su inspiración. Se afirma vigorosa la idea de España como patria, como ámbito de pertenencia común de los diversos reinos hispánicos. Se le reconoce un pasado glorioso, que se manifiesta en egregias personalidades, de las armas y de las letras. España concitaba así una adhesión identitaria de orden cultural, siendo Séneca figura esencial al respecto.
La presente monografía se propone el estudio de la vida y la obra de Fernán Pérez de Guzmán como contribución al del humanismo castellano del siglo XV, episodio crucial de la historia de la cultura española. Se sitúa, pues, de manera prioritaria en el campo de la historia de la cultura, más propiamente de las ideas, lo que no obsta el que se aborden asimismo cuestiones de orden propiamente literario. El autor no es filólogo, aunque intenta aprender de los buenos cultores de la Filología. De ahí que, aun consciente de la importancia de la adecuada fijación de los textos que se van a estudiar, no trate de cuestiones ecdóticas, que estima ajenas a su competencia.
Es una grata obligación expresar mi agradecimiento a aquellas personas que de una u otra manera han contribuido a que mi interés por Fernán Pérez de Guzmán se plasmara en este libro. Tres estimo decisivas al respecto. Por orden cronológico: Mercedes Vaquero (Brown University), que me hizo llegar en su día su libro Cultura nobiliaria, imprescindible para conocer al personaje como aristócrata y como intelectual; Andrea Zinato (Università di Verona), que me proporcionó sus estudios sobre Fernán Pérez y su magnífica edición del Mar de historias; Fernando Gómez Redondo (Universidad de Alcalá), cuyos tomos de su monumental historia de la prosa y de la poesía castellana de la Edad Media me ha ido enviando sucesivamente. Y como causa eficiente, por utilizar la terminología aristotélica, hay que añadir a Javier Vergara Ciordia (UNED), de quien partió la idea de escribir un libro sobre Fernán Pérez de Guzmán y de confiarme tal tarea. Como este estudio puede considerarse en cierto modo derivación del de la figura de Alfonso de Cartagena, es obligado mencionar a José Manuel Nieto Soria (Real Academia de la Historia) por sugerirme en su momento tema tan fecundo para tesis doctoral. Por análogo motivo, a Juan Miguel Valero Moreno (Universidad de Salamanca), que, a más de poner a mi disposición su mucho saber y sus libros, leyó un avance y cuyas observaciones me han sido sumamente útiles. Asimismo, a Tomás González Rolán (Universidad Complutense), uno de los estudiosos más competentes del humanismo castellano del siglo XV, por enviarme sus numerosos libros, que tantas perspectivas han abierto y de que se ha beneficiado este trabajo. A Teresa Jiménez Calvente (Universidad de Alcalá) y Ángel Gómez Moreno (Universidad Complutense), por su entrañable y nunca suficientemente agradecida colaboración. Finalmente, a Carmen, mi mujer, una vez más, por su inagotable paciencia: son muchas las horas que la investigación le ha robado a su atención.
Dº Luis Fernández Gallardo